Es innegable al día de hoy que la incorporación de mascotas, de animales de compañía potencia la efectividad de las terapias destinadas al tratamiento de la salud emocional y mental, generando un impacto positivo en el bienestar de los pacientes, mejorando así mismo la comunicación.
En la actualidad, numerosos centros hospitalarios y especializados en salud mental han adoptado la Terapia Asistida por Animales como un enfoque innovador para abordar una amplia gama de problemas, desde el estrés postraumático, la ansiedad y la depresión, hasta trastornos de conducta como la hiperactividad o el espectro autista.
La historia de las terapias con animales tiene sus raíces en el Retiro de York, un centro psiquiátrico en Inglaterra a finales del siglo XVIII. La idea de permitir a los internos disfrutar de la compañía de animales domésticos en los terrenos del hospital surgió como un intento de mejorar su calidad de vida. Se observó que la presencia de estos animales contribuía a relajar a los pacientes y reducía la conflictividad, dando origen a una tendencia que se extendió a otros centros.
Décadas después, el psicoanalista Sigmund Freud observó que sus sesiones de terapia eran más efectivas cuando su perro Jofi estaba presente, especialmente con niños y adolescentes. La presencia de un ser no juzgador les permitía confiar y abrirse, haciendo que las sesiones fueran más productivas. Además, los pacientes se sentían más relajados al finalizar. Esta perspectiva histórica destaca el duradero impacto positivo de la compañía de animales en el tratamiento de la salud mental.
Revisado por: José Luis Vaquero