Madre hoy no quiero ir a la escuela

El sol se colaba tímidamente por las rendijas de las persianas, anunciando un nuevo día. En la penumbra de la habitación infantil, un niño yacía aún bajo las sábanas, aferrándose a los últimos vestigios del sueño. Un murmullo materno lo despertó de golpe.

«Hijo, ya es hora de levantarse. No querrás llegar tarde a la escuela», dijo la madre, su voz suave y cariñosa.

Pero el niño no respondió. Se encogió aún más bajo las mantas, como si quisiera desaparecer del mundo. Las palabras de Pedro, resonaban en su mente como un eco cruel. «Hijo de ramera», lo había llamado, con una mueca burlona y una mirada llena de desprecio.

«Mamá, hoy no me levanto. No quiero ir a la escuela», dijo finalmente el niño, su voz apenas un susurro.

La madre se sentó al borde de la cama, con el ceño fruncido por la preocupación. «¿Qué estás diciendo, mi niño? ¿Y ahora por qué te niegas?», preguntó con suavidad, tratando de comprender la repentina desgana de su hijo.

El niño se mordió el labio, dudando si debía contarle a su madre lo que había sucedido. Pero la humillación era demasiado grande como para guardarla dentro.

«Ayer, Pedro, me llamó ‘Hijo de ramera'», confesó, su voz temblorosa por la rabia y la vergüenza.

Un escalofrío recorrió el cuerpo de la madre. La palabra resonó en su mente como una bofetada. Sabía el poder hiriente de las palabras, y comprendió al instante el dolor de su hijo….

Un paseje que si tienes hijos te habra pasado más de una vez y te volverá a pasar seguro.

A pesar de que la vida de nuestros niños a veces se nos antoja sencilla y fácil de llevar, cuántas situaciones complejas tienen que soportar aún sin entender con claridad la complejidad de la vida.

Tener paciencia con ellos puede ser complicado a veces, pero es necesario para su formación, no solo escolar, sino como persona y ser humano, para que alcance a comprender parte de ese mundo que lo rodea y no sacar conclusiones que le puedan quedar guardadas durante años, incluso algunas para el resto de su vida.

Educar va mucho más allá de enseñar: es comprender y comprenderse a sí mismo, y eso de alguna u otra forma debemos ser capaces de transmitir a nuestros hijos. Enseñarles a vivir es más importante que ningún tipo de carrera.

Recuerda siempre que educar importa pero es más importante enseñar a vivir.

Un comentario

  1. Ahí está la falta de madurez del niño y no saber desenvolverse ante ésa cruel acusación..A pesar de todo y aún siendo verdad…para él es su mamá y la ama más que a nada en el mundo .❤️

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